10/6/09

Arjona y yo

Sé que no me han extrañado. Ni yo mismo me extraño cuando no me encuentro, ¿por qué habrían de hacerlo ustedes? No justificaré mi ausencia. Para hacerlo debería explicarles muchas cosas las cuelas no estoy dispuesto a compartir. Sin embargo, me parece menester cumplir con el requisito de tener al menos un post por mes, y viendo el plazo muy cercano, lo haré en este momento.

Podría contarles sobre mi reciente acercamiento con la hermenéutica y equivocarme terriblemente en los conceptos que todavía no logro terminar de comprender. También podría contarles de mi atareada actividad escolar cuya existencia está pronta a terminar por este semestre. Pero mi anécdota de hoy será distinta. Hoy hablaré sobre la filosofía de Arjona.

Ayer en un intento burdo por escribir, me di cuenta de algo terrible. Escribía en arjonismos tan burdos, tan ridículos que el mismísimo Arjona se hubiera impresionado y/o asqueado de la filosofía barata y de lavadero –mi especialidad, por cierto. Así pues, me dediqué en el twitter a quejarme de ello. Me parecía lo correcto. Cualquier trauma es digno de ser publicado en menos de 140 caracteres, y este no iba a ser la excepción. Dedicado, escribí frase tras frase, quejándome de mi patética situación. Hubo buenas respuestas, pero hubo algunas otras de rechazo total. No vaya a ser contagioso.

Señores, queridísimo y estimado público, hoy me confieso un fracaso literario. Aquella persona capaz de superar la ridiculez de Arjona es indigno de tocar a la literatura o cualquier medio de comunicación. Cortadme la lengua, sacadme los ojos y arrancadme las manos, pues no soy digno de comunicarme. Haced esto, o encuentren una cura para el mal del arjonismo.

He dicho.

2 comentarios:

ge zeta dijo...

Pero tus arjonismos no merecen ser de Arjona porque son mejores.

Signifique eso lo que tenga que significar D'uh!

Happix dijo...

"Tu que eres poeta
y en el aire las compones..."
ejem